Travesía Iguazú - Santa Fé -


Aquel viernes 27/06/08 en el rancho del Leyes, cuando decidimos hacer la travesía los cuatro, Mario Fernández, Javier Ramseyer , Daniel Reyna y quien escribe, Julián Gareis, nos parecía lejano el mes de Octubre en que daría inicio.
Comenzamos a recopilar datos, mapas, waypoints, sitios de interés, a organizar nuestros equipos y cuando quisimos acordar, ya estábamos de viaje.
El sábado 11/10 en la camioneta de Mario, con los cuatro kayaks ubicados de canto en el techo de la traffic, hacia las Cataratas del Iguazú.
Como Javier no las conocía, no podíamos dejar de visitarlas estando tan cerca y el domingo, ni bien llegamos, las recorrimos bajo un calor agobiante.
Luego fuimos a Prefectura donde ya habían recibido un radio con el acuerdo que habíamos hecho en Santa Fe, el cual ratificamos por escrito y firmamos en original antes de partir.
Acampamos en el mismo Puerto Iguazú y con las primeras luces comenzamos a descargar los botes de la camioneta (que quedó en el predio de PNA) y a estibar la carga.
Rápidamente tuvimos todo listo pero debimos esperar la presencia de la PNA para partir.
El día se presentaba bueno, algo nublado y con poco viento, así que las condiciones eran inmejorables.
Llegada PNA, firmamos el documento, hicimos las fotos y los saludos de práctica y partimos.
Recorrimos poca distancia en el Iguazú y ya ingresamos en el punto tripartito a nuestro querido Paraná.
Lo primero que notamos fue la velocidad del agua, muy superior a la de nuestra zona y nos llamaron la atención los remolinos, algunos de diámetros de varios metros, que se creaban de la nada y que hacían bastante ruido, lo que los hacía más impresionantes, pero luego nos acostumbramos.
Algunos se creaban a nuestro costado o bajo el bote y en algunas ocasiones, por no querer clavar la pala, nos dejaban mirando para el lado contrario pero eran inofensivos.
A poco de andar comenzamos a ver saltitos menores en los costados del río, luego visitamos dos saltos más importantes, el Y Tuty Paraguayo y el bellísimo Yasí (brillante) que es Argentino.
En varias oportunidades escuchábamos en el lado Paraguayo el rugir de otros saltos relativamente cercanos al río, pero como nos recomendaron tanto que no ingresemos en ese territorio por su peligrosidad ya que es zona de traficantes, seguimos de largo.
Es de destacar que nos indicaron que no podíamos pernoctar en cualquier parte, ya que podríamos llegar a parar en zonas utilizadas por estos delincuentes y tener ingratas consecuencias, por lo que contra nuestro gusto y por seguridad, debimos resignar acampar en la isla por hacerlo en los destacamentos o lugares seguros indicados por PNA
Llegamos al Pto. Libertad (ex Pto. Bemberg) donde pernoctamos en el que fuera un casino de oficiales de Prefectura.
Nos dimos un chapuzón refrescante en las aguas llamativamente transparentes del Paraná.
Si bien el edificio de PNA está muy alto, nos contaron que en una creciente el agua llegaba hasta la punta del mástil del lugar, lo que nos dió una idea de cuanto puede subir el río en esa zona y nos alertó para no armar carpas en niveles cercanos a la altura del río.
Esa noche escuchamos andanadas de tiros desde ambas orillas; nos dijeron que era “normal” escucharlos.
Al día siguiente 14/10 seguimos viaje rumbo a El Dorado.
Pasamos por el salto Paraguayo Ñacunday. Antes de ingresar en el arroyo del mismo nombre, comenzamos a notar el agua color rojo oscuro, que se mezclaba en forma notoria con las transparentes aguas del Paraná.
A mi criterio, fue el salto más lindo que vimos, por su colorido rojo que con la luz del sol produce una tonalidad muy particular. Un pescador Paraguayo que estaba en la zona munido de sendo machete en la cintura, se nos acercó en canoa generando dudas sobre su intencionalidad, pero en forma muy amable y atenta, solo quiso saludarnos.
A partir del mediodía comenzamos a tener viento en contra y algunas olitas menores y llegamos a la PNA El Dorado donde ya había una persona esperándonos (como sucedió luego en varias Prefecturas más). Luego de hacer el rol, nos dirigimos al Club de Pesca El Dorado, donde nos permitieron acampar, utilizar los baños y donde cenamos unas pizzas y sandwiches de milanesa con cerveza helada. Muchas gracias a la gente del Club!!!
La cena era nuestra comida principal, ya que desayunábamos mate dulce (por la energía rápida que provee el azúcar) con galletitas, luego al mediodía parábamos entre media y una hora para almorzar galletitas con picadillo, mate y alguna naranja y a la cena si, cocinábamos como Dios manda.
De esta manera nos asegurábamos llegar a destino y luego disfrutar del campamento, ya que si parábamos un par de horas al mediodía, podrían cambiar las condiciones del tiempo y quedarnos a mitad de camino.
Los “arenales” que observábamos en el Google Earth no eran otra cosa que pedregales, casi no hay lugar donde parar, es selva enmarañada, piedras y el río a pique. Hay que andar bastante para encontrar algún lugar donde bajar.
El día siguiente 15/10 partimos hacia Puerto Rico, nuevamente con viento en contra y algunas olitas, pero gracias a la velocidad del río igualmente tuvimos buena velocidad media.
Aquí debíamos pasar por la zona donde está el tan mentado Vyruzú o “tragalanchas” del cual nos hablaban tanto, en PNA, en el Club antes de salir y comentarios que habíamos recogido anteriormente, de que es un remolino que a veces cuando el agua está baja se crea en forma permanente y que llega a tener mas de 100 mts. de diámetro y con una depresión en la zona del ojo del mismo de más de un metro y cuando está más crecido, se crea en ocasiones repentinamente y luego de unos minutos desaparece.
La recomendación era pasar por el lado Paraguayo.
Nos comentaron que hay una diferencia de profundidad muy importante en ese lugar, con una pared de piedra que sumado a la correntada, lo genera y que debe a su nombre a un barco de nombre Vyruzú que se hundió en él, pero porque quedó encallado en las piedras y cuando a la noche bajó el río, se escoró hasta que le ingresó agua y lo hundió.
Comenzamos a ver la isla Caraguatay, con su forma tan particular y al encontrar una playa muy linda antes de llegar a la misma, decidimos aprovecharla para almorzar.
Era la Playa de Montecarlo y en la parte superior, donde hay un comedor con una vista y arboleda excepcional, almorzamos y conocimos a Cristian, quien cuando estábamos por salir nos dijo que era kayakista y se ofreció a acompañarnos para mostrarnos el Vyruzú.
Ante nuestro asombro, bajó corriendo con un MG Adventure al hombro por unos 200 escalones empinados sin un golpecito y comenzamos a aproximarnos a la Caraguatay por el lado derecho, mientras le comentábamos que lamentábamos no encontrar fauna como suponíamos encontrar en las márgenes del Paraná en la zona de Misiones y nos dijo que en la isla había mucha fauna silvestre y nos invitó para que en alguna oportunidad la visitemos, mencionando que el lado Argentino tiene lindas playas, cosa que no se da del lado Paraguayo.
A todo esto avanzamos unos 5 km. y nos señaló un lugar donde había muchos remansos ruidosos como el sitio donde se crea el mentado remolino.
Lo marcamos en los GPS y decidimos hacer el cruce para protegernos del viento en la otra orilla, previa despedida de Cristian e intercambio de direcciones.
Cuando estábamos iniciando el cruce con Mario, aparecen a los gritos Daniel y Cristian diciendo que se había equivocado y que era más adelante. Yo no sabía si era broma .....pero no, resulta que era un poco más adelante y nos estábamos dirigiendo justo a él cuando tiramos el cruce......
Lo pude ver un momento solamente y desapareció, pero marcamos el waypoint para utilidad de futuros expedicionarios.
Ya en Pto. Rico nos reportamos y fuimos a un Club Náutico donde accedieron a que acampemos y utilicemos los cómodos quinchos que tienen, donde cenamos un asado que mereció el comentario de Mario: ¡Está rico el buey!!! en alusión a que la carne no era tan tierna como la de nuestros pagos. Pero a buen hambre no hay pan duro.
El día siguiente 16/10 amaneció feo, con lluvia y viento en contra, asi que nos calzamos los trajes de lluvia y salimos tratando de llegar a Puerto Maní.
Debido a una confusión en los datos, llegamos a Pto. Mineral, luego seguimos hasta Pto. Leoni y cuando creímos que llegábamos a Pto. Maní, resulta que era solamente el destacamento Oasis. Pero como el mal tiempo arreciaba y comenzó a llover más fuerte decidimos parar allí.
En toda esta zona teníamos muy pocas oportunidades de comunicarnos por celular ya que captan las antenas paraguayas y al emitir un llamado nos dicen que el número es erróneo, no obstante, pasaban los mensajes de texto, por lo que al menos podíamos indicar la posición a nuestras flias.
Armamos las carpas bajo la lluvia y gracias a que Mario llevaba una lona plástica con ojales, pudimos armar un bendito bajo los árboles lo que nos permitió cenar y departir tranquilamente a pesar de la lluvia.
Destacamos que si bien el Destacamento estaba lejos de la costa, a cada rato se acercaban de PNA a preguntar si necesitábamos algo y a ofrecernos las instalaciones, incluso el mismo Jefe de la Guardia se presentó a saludarnos.
Debido a la ingesta de agua de distintas procedencias me dio fiebre y mal de estómago, luego en Corrientes a Mario le pasaría lo mismo, por lo que decidimos filtrar el agua con los dos filtros que llevábamos al efecto o bien hervirla antes de consumirla. Yo había estado tomando agua directamente del río ya que la veía tan transparente.....
El día 17/10 amaneció nuevamente feo, tuvimos lluvia y viento durante todo el trayecto (el mal tiempo casi diríamos que signó nuestra travesía, pero bueno, elegimos los meses con más viento y lluvia del año).
Desembarcamos en la Playa de San Ignacio y como PNA no tenía predio para acampar, quedamos bajo una sombrilla de paja esperando que pare un poco la lluvia. Como estábamos mojados por haber remado todo el tiempo bajo lluvia y soplaba un viento bastante intenso comenzamos a enfriarnos.
Esto generó una idea a Mario para enfrentar la situación: alquilar una cabaña y pedir un taxiflet que nos llevara los botes, lo que provocó las correspondientes carcajadas por lo alocado de la idea.
En un camping situado en las inmediaciones pudimos armar las carpas y cenar bajo un tinglado, utilizar duchas de agua caliente, etc.
Decidimos descansar al día 18/10 ya que teníamos toda la ropa mojada y además Javier y yo no conocíamos las ruinas y era una pena pasar de largo sin verlas.
Buscamos infructuosamente un laverap y conseguimos un “lave a mano” y por una módica suma nos entregaron la ropa limpia, seca y planchada.
Visitamos las ruinas, fuimos al súper, almorzamos, accedimos a un ciber y volvimos al campamento. Mario mientras tanto se fue hasta Cataratas en cole y acercó la camioneta hasta el Camping, donde arregló para dejarla y buscarla luego.
El día 19/10 amaneció mejor, algo nublado y con poco viento, asi que partimos hacia Posadas en un trayecto con lindos paisajes, pintorescas localidades como Santa Ana y ya se notaba que la barranca había disminuido en altura, la vegetación iba cambiando paulatinamente por otra más baja, pareciéndose cada vez más a nuestras costas.
Comenzamos a ver el puente, lo que nos daba la impresión de que ya estábamos, pero pasaban las horas y seguíamos viéndolo lejos.
Hasta ese momento, contra lo que pensábamos, prácticamente no vimos fauna en las orillas y cuando preguntábamos a un pescador si tenía algún pescado para vendernos la respuesta era unánime: nada........
Llegados a esta localidad consultamos en el Club Náutico Pirá Pytá si nos permitían pernoctar, a lo que el Secretario que se encontraba presente accedió de buen grado, invitándonos a utilizar las excelentes instalaciones del club. Muchas gracias !!!
Mencionaron que todas esas instalaciones en un año y pico quedarán bajo agua ya que se piensa subir la cota del lago de Yaciretá en unos 5 metros.
Salimos al día siguiente 20/10 con bastante viento hacia el lago de Yaciretá, rumbo a Ombú, que es un lugar donde casi no hay pobladores, ya que son todas casas de fin de semana , además del Club Ombú, que solo cobran vida en temporada. Aquí ya la velocidad del agua era ínfima y sufrimos retrasos por las olas y viento en contra, no obstante al mediodía paró totalmente el viento y pudimos llegar a Ombú sin mayores inconvenientes que un oleaje que a pesar de no haber viento se genera en la proximidad del lugar y que nos comentaron los Prefectos que es casi constante frente al Club Ombú, debido a la geografía de esa punta.
Nos acercamos a la PNA y allí acampamos. Nos anticiparon que había alertas meteorológicas y que de estar bueno el río nos dejarían seguir hasta Garapé, pero no más adelante debido al peligro de esta última zona, donde se les hace difícil efectuar rescates. Por lo tanto en Garapé nos llevarían en un camión hasta Ituzaingó para que desde allí siguiésemos.
Nos contaron distintos casos de navegantes en kayak y piraguas que habían desaparecido o que habían encontrado muertos, por lo que la fuerza está muy sensible con el tema y no quiere tener accidentes.
Al día siguiente 21/10 partimos hacia Garapé, nos apuramos a salir porque ya había algo de viento y olitas, asi que si demorábamos quizás no nos dejaban, remamos un rato y luego arreció, comenzaron en un principio a hacerse olas grandes, muy espaciadas que iban en nuestro sentido pero que no rompían, lo que las hizo disfrutables 100 %.
Pasada la desembocadura del arroyo Itaembé (límite) comenzamos a orillar la Pcia. de Corrientes.
Luego el viento empezó a virar y llegó un momento en que había olas en todos los sentidos, asi que les pedí a mis compañeros que paremos un rato a ver si mejoraba.
Recibimos una llamada desde Ituzaingó donde nos informaban que si llegábamos a tiempo a Garapé nos esperaba un remolcador que nos llevaría hasta Ituzaingó a través de la exclusa, lo que nos entusiasmó, al menos si no lo íbamos a hacer remando, que sea por el río.
Como no mejoraba decidimos continuar igualmente ya que el tramo era corto de 27 km.
Avanzamos lentamente con olas de mucha altura y que en las curvas se combinaban. El problema era que, como todos saben , el lago está plagado de troncos y árboles y tampoco es garantía ir lejos de la costa porque muy adentro también se ven bosques que asoman.
Por ahí las olas dejaban ver sendos troncos verticales que se hallaban debajo de la superficie pero gracias a Dios no tuvimos consecuencias salvo un par de roces.
Como el remolcador estaba apurado y no llegamos los 4 kayaks juntos, pues uno estaba un poco retrasado y no podía esperarlo, partió y debimos quedar en Garapé.
Desembarcamos, subimos todo, armamos las carpas y nos dispusimos a preparar la cena.
Cuando estábamos en esos menesteres nos informaron que estaban enviando un móvil con acoplado y que nos trasladarían a Ituzaingó, por lo que desarmamos todo nuevamente y vaciamos los kayaks.
Llegó una camioneta con un carrito pequeño que hacía imposible llevar los botes, por lo que explicamos la situación a los Prefectos e informamos que nos trasladaríamos por nuestros medios.
Por lo pronto había alerta meteorológica con amenaza de tormentas eléctricas y granizo.
Llovió y hubo viento toda la noche y al amanecer las olas parecían de mar por el tamaño y la manera como rompían en la playa
Acompañamos a Mario a la ruta que está muy cerca, buscó la camioneta que estaba en San Ignacio y regresó a la noche con provisiones.
El día 23/10 partimos de Garapé hacia Ituzaingó en camioneta llevando además dos marineros de la PNA bajo lluvia y tormenta.
Nos reportamos y fuimos al Camping Municipal, donde nos facilitaron un salón que estaba sin uso, donde había piletas de lavar, etc. y pudimos reacondicionar el equipo de los dos que seguiríamos la travesía, Daniel y yo.
Despedimos con un dejo de tristeza a Mario y Javier que retornaban a Santa Fe.
Para el día siguiente 24/10 continuaba el alerta meteorológica, por lo que decidimos salir muy temprano ya que el tramo era largo.
Llegamos a Itá Ibaté cerca de las 18 hs. siempre bajo un tiempo amenazante y armamos las carpas en la parte baja, cerca unos quinchos que hay en el sector de los lancheros de la PNA.
Se llovió todo, con tormenta, gracias a Dios no hubo granizo, luego nos enteramos que en sectores cercanos cayó bastante.
Dormimos hasta tarde ese 25/10 pues seguía lloviendo y a las 11.30 hs, nos autorizaron a seguir con cuidado porque el alerta seguía vigente, no obstante como íbamos cerca, 36 Km. hasta Yahape, hacían la excepción.
Salimos con poco viento pero ya llegando la última hora hubo mucho viento y oleaje sobre todo en la desembocadura del arroyo Santa María que tiene un caudal importante de agua porque desembocan múltiples arroceras sus aguas al mismo.
Nos reportamos e hicimos campamento en un “ camping “, es decir una arboleda con el pasto cortado e hicimos las carpas con lo que quedaban protegidas de tres puntos cardinales. Cenamos y nos acostamos.
Adivinarán de que punto vino la tormenta....si, de ése.
Menos mal que nuestras carpas son un fierro, se doblaron pero no se quebraron, como en el dicho popular.
Nos despertaban los rayos, las ráfagas de viento y el arroyo que estaba a un lado y que comenzaba a incrementar el volumen de agua estrepitosamente para nuestra preocupación.
Como siguió el tiempo de esta manera al día siguiente 26/10 hasta bastante pasado el mediodía, decidimos permanecer en Yahapé. Otro día perdido, pero bueno, son las reglas de juego.
El 27/10 mejoraron las condiciones y salimos temprano hacia Itatí. Muchos km. antes de llegar, comenzamos a ver la cúpula de la basílica y nos preguntábamos si sería un barco o una boya.
Esta vez paramos solamente 15 minutos a comer unas naranjas porque queríamos llegar y asegurarnos el avance ya que habíamos perdido varios días.
Nos encontramos con una pedrera y remansos bastante importantes cerca del destacamento de la PNA Puerto Corazón.
Nuevamente al llegar nos reportamos y fuimos a un camping, donde nos ubicamos y luego nos turnamos para conocer la Basílica de Nuestra Señora de Itatí (a quien le pedí por buen tiempo) e hicimos un nuevo amigo kayakista: Christian, con quien encontramos que teníamos muchos amigos y conocidos en común, había hecho la travesía de Barragán , la de los Tres Ríos, había remado con el abuelo Basombrío en su paso por esa localidad y conocía a varios kayakistas de Rosario. De paso llamó a sus amigos del Club de Canotaje de Corrientes donde nos referenció para quedar allí la noche siguiente.
El día 28/10 partimos temprano rumbo a Corrientes, con tiempo nublado que fue empeorando, algo de viento a la mañana y por la tarde calor y calma absoluta, la calma que precede a las tormentas...
Llegamos hasta la PNA y nos dirigimos al Club de Canotaje donde conocimos gente excelente, amable y servicial, como Diego, el presidente del club, Raulito Barboza que no es el del acordeón, Juan, que conocía la historia de los integrantes del Raigón ( Daniel , Mario y Javier) y de los Kayicidas de Paraná, y muchos otros, no quiero olvidarme de nadie.
La hospitalidad de estos correntinos y su predisposición para lo que podamos necesitar, sin conocernos previamente nos llamó la atención: Hay mucha gente buena....no perdamos las esperanzas!!!
Charlamos hasta altas horas y se comenzó a gestar la tormenta, tal es así que como dormimos dentro de las instalaciones para no armar carpas, comenzó a ingresar agua que se acumulaba en los techos sumada a los rayos, hizo que madrugáramos, mateando y charlando con Diego, que antes que amanezca estaba en el club..
El viento y la lluvia siguieron hasta bastante pasado el mediodía, por lo que decidimos que era mas conveniente pernoctar allí en espera de mejores condiciones pues hasta Empedrado son unos 65 km. y podríamos haber quedado en algún punto intermedio que desconocíamos.
Tuvimos la visita de Silvia, maestra correntina con la que había remado en la Tres Ríos del 2007, visita cortita porque estaba ocupada, pero no menos emotiva y para variar nos trajo un paquete de empanadas.
Asi que cenamos chorizos, asado, empanadas, etc. etc. todo obsequio de esta gente en el predio del Club que da a la Costanera, donde mucha gente se llega a practicar caminata y jogging, donde además pudimos observar la belleza indiscutible de .........la ciudad.
Partimos bien temprano el día 29/10 con bastante viento, pero luego las altas y coloridas barrancas nos protegieron algo, porque al querer costearlas descubrimos los fuertísimos remansos que se producen, o sea que debíamos hacerlo a unos 100 mts. o más para evitarlos, tal como nos había anticipado Christian de Itatí.
Ya en Empedrado nos presentamos en PNA y les informamos que seguiríamos unos 20 km. más, por fin se terminó la frontera con Paraguay y los problemas de inseguridad y comenzaríamos a disfrutar de lo que más nos gusta: acampar en la isla.
A partir de que ingresamos en la Pcia. de Corrientes, comenzamos a ver muchas y diversas aves, monos carayás en las orillas, se veían saltar dorados y otros peces cazadores y en algunas oportunidades remamos entre algún cardumen de peces que iba cazando.........gracias a esta gente que tiene mucho más conciencia del cuidado de los recursos como “activo” que luego trae turistas.
Llegamos a la boca del San Lorenzo (que yo tenía marcada como la “boca del Pacaá) e hicimos un hermoso campamento, donde Daniel hizo su especialidad: Pizza casera a la parrilla, con un buen vino.....excelente!!!!!
El día 31/10 salimos hacia Bella Vista con tiempo bastante bueno con algo de viento en contra. Fuimos casi todo el trayecto por el canal para lograr algo más de velocidad.
Allí pudimos observar que dos lanchas se nos aproximaban rápidamente y pensamos: no nos están viendo, pero cuando empezábamos a preocuparnos, redujeron la velocidad y se acercaron a saludarnos: eran cuatro rosarinos que estaban haciendo la misma travesía que nosotros, pero algo más cómodos: en dos lanchas.
Charlamos una media hora, intercambiamos fotos ,correos electrónicos y siguieron su marcha.
Después de recorrer una cancha interminable llegamos a una playa de Bella Vista, nos comunicamos con PNA y les informamos que seguiríamos viaje para acampar nuevamente en la isla unos 20 km.
Lo hicimos siguiendo la margen izquierda ingresando en un riacho bellísimo, con barrancas multicolores desgastadas por la erosión con formas caprichosas que combinadas con la vegetación de variados verdes hicieron que se acortara el viaje y nos olvidemos del cansancio del día.
Encontramos entre las barrancas un lugar apropiado, bueno, era el último que nos quedaba aparentemente y se venía la noche, y acampamos.
Como saltaban dorados, las mojarras no nos dejaban bañar tranquilos porque venían en cardumen a comer el jabón y el champú, decidimos probar suerte con las cañas.
Pero no tuvimos suerte, tal vez porque nos dedicamos con más interés a preparar la cena.
Nos dormimos y a las 4.30 de la mañana del día 1/11 Daniel me despertó instándome a desarmar todo y guardarlo en los kayaks porque para variar, se venía una tormenta.
No me pareció tan inminente y me quedé un rato más pero al escuchar que él ya tenía todo casi listo, hice de tripas corazón y lo imité.
Preparamos un bendito con un nylon grande y nos sentamos a tomar mates y se desató la lluvia y el viento.
Se vieron aparecer dos arco iris al salir el sol por lo que dijimos: listo, terminada la lluvia.
Llamamos a PNA y nos dijeron que no podíamos salir por el alerta meteorológica, pero insistimos después de las 8 hs. y nos dijeron que el pronóstico era solo de lluvia y que iba a bajar la temperatura, asi que salimos, contentos que por lo menos podíamos adelantar hacia Goya. O sea que lo del arco iris y el final de la lluvia es un mito....
En un momento, bastante mojados y con viento frío, decidimos bajar a tomar unos mates para recuperar calor. Alcanzamos a tomar 4 mates cada uno y volvimos corriendo a los botes para nos resfriarnos ya que realmente estaba muy frío.
Para entrar en calor aumentamos la frecuencia de remada hasta que nos recompusimos.
Mucho viento en contra nos retardaba y al pasar frente a Lavalle, para nada pintoresco lugar, las correntadas y el viento hacían que avancemos muy lentamente, hasta que finalmente llegamos al riacho Goya.
Ingresamos y comenzamos a ver las lujosas cabañas que hay en sus orillas, en especial la orilla izquierda, que nos dijeron que son para alquilar a los turistas.
Ostentaban pontones cubiertos hacia el riacho, con mesas, sillas y asadores.
Pasamos por PNA y nos sugirieron el camping Juventud Unida, un lugar muy lindo ya a la salida del pueblo, cerca del Puerto, donde alquilamos un quincho semicubierto.
Aprovechamos las comodidades para hacer un asadito, lavar y secar ropa y darnos un largo y reparador baño con agua caliente..
Nos reaprovisionamos en un súper, cargamos pilas y baterías, celulares....quedamos O Km.
No pensábamos ingresar a Esquina porque el ingreso y egreso suman mucho tiempo y km. y nosotros disfrutamos más de la isla que de los poblados, asi que el 2/11 remamos 58 km en un día que amaneció hermoso pero ventoso.
Ingresamos luego al Guarapo, donde pudimos visitar una escuela apadrinada por la PNA.
Salimos del Guarapo, continuaba bastante feo y decidimos acampar en un lugar muy lindo, con leña y como había viento y sol aprovechamos a lavar y secar algo de ropa.
El 3/11 partimos en un día hermoso, sin viento aunque luego se nubló un poco y llegamos a otra escuela de isla, a la que ya habían visitado y ayudado anteriormente Daniel y Mario del Raigón.
Pudimos comprobar la sencillez y calidez de la gente de la isla, que nos hizo recorrer la escuela nueva que está en construcción para reemplazar un ranchito que parece abandonado y que es la escuela actual y hasta insistían para que nos quedemos a almorzar con ellos.
Tomamos unos mates con chipá que nos obsequiaron bajo los frondosos ingá que la rodean y seguimos camino en dirección a Esquina y sin entrar seguimos 20 km. más y acampamos en otro lugar espectacular, también con mucha leña. Después de cenar escuchamos algo de radio y estaban pasando música del grupo Tonolec Toba, cuya música nos gusta mucho, así que fue un marco apropiado para finalizar un día lindo.
Ya estábamos cerca, el 4/11 salimos hacia La Paz en otro día sin viento, muy lindo pero con mucho calor.
Como el paisaje cada vez era más parecido al que frecuentamos, se tornó un poco monótona la remada en algunos lugares.
Llegamos a La Paz y contra la voluntad de Daniel, lo convencí de parar en una posada, así que nos dimos un baño con agua caliente, hicimos unas compras, preparamos una picada – cena de diez - y luego dormimos sin inflar colchonetas.
Ya el 5/11 se nos iba terminando la travesía, salimos temprano hacia Brugo en un día calmo y con el agua que parecía aceite.
Unos 10 km. antes de llegar a esta localidad comenzó a gestarse nuevamente......tormenta.
No lo podíamos creer ¿cuantas iban???
100 mts. antes de llegar al camping se desató, dándonos tiempo de bajar y subir los botes a la playa.
No obstante, a la hora ya había pasado.
Cenamos en la proveduría del camping y nos fuimos a dormir.
El 6/11 ya con un sentimiento de nostalgia, partimos rumbo hacia Santa Fe en nuestro último día.
Pasamos el Cerro y encaramos hacia el arroyo Leyes, donde se encuentra el rancho de un amigo de la gente del Raigón y punto final de nuestra travesía.
De camino encontramos a un amigo que salió a nuestro encuentro: El padre Gustavo Lubatti, que tenía el kayak lleno de manzanas, naranjas y otras frutas para hacer un paseo si no nos encontraba.
Pero lo tentamos con un sábalo que compramos a unos pescadores de camino y que asamos en el rancho, llegando a nuestro destino a eso de las 14 hs.
Fotos antes de bajar, fotos en el pontón y a la noche un asado entre los cuatro integrantes iniciales de la travesía nos dejaron con la satisfacción de haber realizado un sueño más, sin percances, habiendo disfrutado de la travesía, la amistad y todas las cosas que rodean esta hermosa actividad.
Me queda agradecer el compañerismo y buena onda puestos por los integrantes del raíd y la ayuda de todos los que hicieron posible que llegue a término de la mejor manera: Los datos que nos aportaron Bragagnolo, Ayala, María Busch , el apoyo de PNA, los que nos recibieron en los clubes y campings, nuestras familias y todos los amigos que nos siguieron con sus mensajes de aliento.

Muchas gracias!!!

MARIO FERNANDEZ – JAVIER RAMSEYER – DANIEL REYNA – JULIAN GAREIS

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